Las habilidades sociales en el Trastorno del espectro autista

No es un secreto que cada niño es un mundo, una personita que aprende a adaptarse a una sociedad llena de retos, a menudo, más grandes que él, y nosotros somos sus confiables maestros. Pero debemos tener en cuenta que, si bien es cierto que algunos de estos desafíos pueden resultarles más intimidantes, la dificultad aumenta cuando se trata de peques con cualquier diagnóstico o sospecha de diagnóstico, como es el caso de las niñas y niños con TEA.
12/02/2025
Por Belen Adsuara
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Sobre todo, en lo referido a las situaciones sociales, en ocasiones pueden sentirse como si el resto de las personas tuviera un Manual de lo Social que a ellos no se les ha entregado, y es frustrante. En este libro figurarían las reglas implícitas de las relaciones, las pistas para comprender el lenguaje no verbal y los sentimientos de los demás… ¡o incluso las claves para entender un chiste! Pero al final, y pese a las dificultades que los diferencian de sus compañeros, a muchos niños con TEA les gusta pasar tiempo con sus iguales y tener amigos tanto como al resto del mundo.

¿Qué pueden hacer sus maestros, sus padres? Lo más importante es acompañarles y hacerles saber que no están solos, que “diferente” no es sinónimo de “malo” y que para llegar a ser un gran experto lo primero que hay que hacer es aprender. Descifrar las reglas de las relaciones es un reto, pero no algo imposible. Y la mejor manera de conseguirlo es practicar, a poder ser con otros niños y niñas, para perder el miedo a equivocarse y superar los obstáculos que los separan de la meta.

Con este objetivo nacen los grupos de habilidades sociales en un espacio terapéutico que aborde sus necesidades y respete su ritmo evolutivo. Así, los peques aprenden a relacionarse en entornos seguros y controlados con ayuda profesional psicológica para vencer las dificultades a las que se enfrentan a diario. De este modo, se trabajan aspectos como la expresión oral y corporal, los turnos en las conversaciones (buscando la participación activa y, por otra parte, que no monopolicen cuando toca hablar de sus temas de interés), prestar atención a lo que dicen los compañeros y a cómo se sienten, o solucionar ciertos problemas sociales que pueden surgir. Aprenderán cómo deben comportarse en cada lugar dependiendo de las demandas del entorno, a hacer amigos, y también a afrontar las situaciones en las que pudiera haber un posible rechazo.

Poco a poco, los niños y niñas con TEA desarrollarán las herramientas esenciales que les ayudará a explotar su potencial en las relaciones sociales. Comenzarán a atender a los signos del ambiente y de los niños de su alrededor, a planificar acciones y a evaluar las situaciones de una forma más flexible. Los retos se harán cada vez más pequeñitos y acabarán dando pasos de gigante con los que podrán hacer frente a los desafíos de las nuevas etapas, en esta ocasión con más seguridad y confianza en sí mismos.

Puede que su Manual de lo Social estuviese en blanco, que hayan tenido que escribir cada palabra, pero siempre tendrán maestros a su lado, dispuestos a ayudarles, hasta que se acerquen al conocimiento de un experto.

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